Descanse en paz Irene Ramírez, que el abuelo a 5 días de cumplir un lustro de muerto, coincidencia en números, ya haya venido por ti para por fin llevarte a algún lugar nuevo donde se puedan quizás volver a ver, revivir una vida en muerte con el momento más maravillosos que recuerden ambos.
Porque la vida que llevabas la soportabas solo por el hecho de seguir cerca de tus hijos, tú que enterraste a tres y a tu hombre, el compañero que había elegido en su momento; ahora si quizá se viva mejor y aunque les lloraste a todos, los podrás volver a regañar y sobre todo volver a abrazar, al menos eso te estoy deseando yo, porque la última vez que te vi ya no podías ni sentarte, con trabajos se te entendía lo que me decías, y todavía me dijeron que antes no se te entendía nada. Te daba tristeza tener que depender de alguien, que te tuvieran que cuidar como un bebe. Hiciste bien en dejar de aguantar, en dejar que el viniera y te llevara, vivir así ya no se disfrutaba de por sí ya no ver era mucho esto era comparable quizá con algún calvario mal dictado; ahora tu podrás venir y jalarles las patas.
Y yo a casi 160 km de distancia impedido a poder ir y estar cerca de tu ataúd, llegar hasta aquel pueblo que tanto agrada, te rindo tributo a mi manera; porque tal vez no eras la mejor abuela, pero como sea, tú eras mi bis-abuela, conviví demasiado contigo cada que uno iba a “Teco” era porque había fiesta y todos íbamos dirección a casa de los abuelos, una parada obligada, irse y persignarse ante los niños Dios, rezar por buenos porvenires. Ya no regañaras a nadie que esté a tu alrededor, cuando oías que alguno de tus hijos decía una verdadera estupidez, y al final terminabas diciendo: “hay ese Vicente… o ese Pancho…”, que se yo cual fuera que sea.
Y no se oirán regaños a los nietos que decían algo porque les gustaba verte repelar, ya no habrá alguna misa que puedas escuchar tu fielmente Católica, los murmullos de algún nieto sentado atrás de ti que no se calla; recuerda que eran muchos nietos, bisnietos y dos tataranietos.
Ahora quien hablara en otomí, quien picara las cosas para la comida, para la salsa, quien preparara sangre, quien dará el gusto bueno de cada platillo, quien desgranara el maíz sentada ante el sol con aquel sombrero de paja con el que te espantabas las moscas…. Aunque hace mucho que esto ya no pasaba… aun se extraña.
Y todos quizá ya vallan en camino a ver tu cuerpo, a tu funeral a pasar una noche en vela alzando rezos de salvación porque ya fue el padre a darte la unción de los enfermos, pero para ti fue extremaunción, porque ya sabíamos todos que esto sería mortal, ahora no te preocupes por los pecado cualquiera ha sido perdonado.
Y todos estarán cabizbajos, no quiero ni imaginarme la escena que se vive ahora; aun recuerdo cuando murió el abuelo, llantos por todos lados y en la iglesia a mi tía Lupe por fin llegando, al final pero antes de cerrarse la tapa por completo, dos veces le paso no alcanzo a sus padres antes de cerrar los ojos y decir adiós.
Que imágenes tan dolorosas, hoy ciertamente no las veré. Nadie como hace un años cuando pedias a Miguel que se levantara, tú que no pudiste verlo demacrado le rogabas que saliera y se parara….
Yo se que lo que digo será bizarro y cruel amante de los velorios y entierros, café y pan; la noche entera entre pocas luces que nos rodean, lo demás solo es penumbra independientemente que tantos focos estén encendidos. Cirios prendidos toda la noche cada quien con uno y tú con cuatro que te rodean, rezos con fe y a la vez algo crudos, ahogados en llantos, pero con mucha esperanza pidiendo a todos los santos a la virgen, a todo signo religioso que intercedan por tu alma; los llantos son parte de esa noche fría, son esencia del ambiente que se vive, triste y lleno de melancolía cayendo sobre todos nosotros mezclándose en incienso y copal, porque es un aroma que recuerda a muerto y a la vez necesario para la purificación.
Aun recuerdo que hace 5 años yo cargaba el copal e incienso al momento de recorrer el camino a misa, que pocos meses antes de su desaparición por comentario se me dijo y pidió: “échale ganas para que después me hagas mi panteón”; también no olvido aquel sueño de resurrección, donde se levantaba y preguntaba “¿Por qué todos están llorando?
Pero así es mejor ahora, es un proceso natural, ve que ya no tendrás que llorar, ahora es tu tiempo de descansar.
Adiós Irene Ramírez (Q.E.P.D.)
31/mayo/2009